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CRISTO DE LA RECONCILIACIÓN


Parroquia Ntra. Sra. de La Paz
Puerto de La Cruz

Todo Cristo Crucificado es una prueba de la
solidaridad  de Dios con el hombre que sufre.
                                                              San Juan Pablo II

"Por la reconciliación y unidad de España
en el símbolo de Cristo de la reconciliación.
La puerta de entrada a la Cruz de la
Reconciliación y unidad. Dedicado a todos
los mártires  hijos e hijas de Dios".
                                               Maksymilian Biskupski


La Parroquia de Ntra. Sra. de
La Paz y San Amaro

Agradece la presencia de los fieles allí congregados
para la Bendición
de la escultura monumental del
Cristo de la Reconciliación
Obra del escultor polaco
Maksymilian  Biskupski

La Bendición fue  impartida
por nuestro Obispo
Don Bernardo Álvarez


El Día  13 de Diciembre de 2019
A las 12:00 horas

Gratitud a "Ambrosio Jiménez" COINTE


De Polonia a La Paz  (Raúl Sánchez, periódico EL DIA)
Maksymilian Biskupski, que fue víctima de la represión soviética en su país natal, es el autor y donante de la gran estatua, de más de cuatro toneladas de peso y casi cuatro metros de altura, que recuerda las ejecuciones de casi 22.000 personas en el bosque de Katyn y en la prisión de Kozieks al inicio de la segunda guerra mundial.


La gran escultura de bronce, que mezcla la imagen de Cristo con la de un prisionero torturado, se inspira también, según el autor, en unas palabras del papa y santo Juan Pablo II, quien dijo que "todo Cristo crucificado es una prueba de la solidaridad de Dios con el hombre que sufre".


La parroquia de Nuestra Señora de La Paz, en Puerto de la Cruz, cuenta desde ayer con una gran estatua que conecta la ciudad turística con uno de los capítulos más negros de la historia de Polonia. El escultor polaco Maksymilian Biskupski, que también fue víctima de la represión soviética en su país natal, es el autor y donante del Cristo de la Reconciliación, una obra de casi cuatro metros de altura y cuatro toneladas de peso que recuerda las ejecuciones, a manos de las tropas de Stalin, de casi 22.000 personas en el bosque de Katyn y prisiones como la de Kozieks en los primeros años de la segunda guerra mundial.

Biskupski explicó que su obra, que mezcla la imagen de Cristo con la de un prisionero torturado, está también inspirada en palabras del papa y santo Juan Pablo II (el también polaco Karol Wojtyla), quien dijo que "todo Cristo crucificado es una prueba de la solidaridad de Dios con el hombre que sufre".

"El significado del 'Cristo de la Reconciliación' es proclamar y anunciar la paz; homenajear a las personas de buena voluntad como pacificadores y amantes de la paz, y a aquellos que se abren a ella. Por eso dono este monumento, por la reconciliación y unidad de España, y por todos los mártires hijos e hijas de Dios. Porque la cruz significa que la vida es más fuerte que la muerte", leyó en español Biskupski.

El párroco Andrés González había recordado previamente la dramática historia de la matanza de Katyn y "la cruel ocupación soviética de Polonia tras la segunda guerra mundial, en la que se persiguió a muchos polacos, especialmente a los que manifestaban su fe cristiana. El mismo escultor que nos ha donado esta obra fue objeto de persecución, con cárcel y torturas incluidas, por odio a su fe".

"Maksymilian Biskupski ha sido testigo del sufrimiento de mártires que eran colgados, como representa esta estatua. Ha querido reflejar en esta obra lo acontecido en Polonia desde la segunda guerra mundial hasta 1988, cuando cesó el dominio comunista. Fruto de su gran fe, ha querido identificar a tantas víctimas con el Cristo crucificado", relató a los asistentes Andrés González.


A juicio del párroco de La Paz, "la grandeza de la fe de Maksymilian Biskupski se refleja al llamar a esta estatua el 'Cristo de la Reconciliación', ya que nos hace a todos una invitación a la paz, al amor, a la solidaridad, a la reconciliación... a fin de construir un mundo con la orientación que nos ha dejado Cristo. Para que respondamos al mal sólo con el bien, no con la violencia".

El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, bendijo ayer la imagen, ante más de un centenar de fieles, párrocos del Valle de La Orotava, un sacerdote protestante y el autor de la estatua, entre otros asistentes.

Bernardo Álvarez felicitó y agradeció al escultor por "su magnífico trabajo" y reconoció que "puede parecer duro, pero refleja el sufrimiento tanto de Cristo como de tantos hermanos y hermanas nuestras a causa de la persecución y de la violencia de unos seres humanos sobre otros. Es una llamada de atención, un aldabonazo a nuestra conciencia".


"Esa violencia que muchas veces vivimos, y somos partícipes de ella, ya sea con las palabras, con los gestos o con las actitudes... a veces en el ámbito doméstico, a veces en el ámbito de las relaciones humanas. Y es la misma violencia que luego se desencadena de manera desordenada y brutal en la sociedad", recalcó el obispo.


La obra del 'Cristo de la Reconciliación', promovida por Karin Pizek y Will Würtzpisek, ha contado con la financiación de la familia Wocjech y Danuta Mickujecki, y con la colaboración del empresario Ambrosio Jiménez.
Bernardo Álvarez también tuvo palabras de elogio para Karin Pizek "por su diligencia y celo para que esta imagen viniera a nuestra tierra, a Tenerife".


Karin Pizek intervino para subrayar que esta obra, que une Polonia con La Paz, recordará a las puertas del templo portuense "una enseñanza con la que Cristo lleva amonestándonos más de 2.000 años: ama al prójimo como a ti mismo; lo que haces a tu prójimo, me lo haces a mí".
ESCULTURA EN BRONCE  DE EL CRISTO DE LA RECONCILIACIÓN HOMENAJE A LOS MÁRTIRES DE TODO EL MUNDO.

En la base de la escultura está escrito Katin y Kozieks, en memoria de los crímenes de guerra perpretados durante la segunda Guerra Mundial.

El término "Katyn" o "La Masacre de Katyn" en Polaco: "Zbrodnia Katynska" también conocida como la masacre del bosque de Katyn, es el nombre por el que se conoce a una serie de asesinatos en masa de oficiales del ejército, policias, intelectuales y otros civiles polacos llevada a cabo por el Comisario del Pueblo para asuntos internos (NKVD). La policía secreta soviética dirigida por Lavrebti Beria entre Abril y Mayo de 1940, tras la invación de Polonia por los soviéticos  poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial. A partir de una propuesta oficial de Beria, fechada el 5 de marzo de 1940, Jósef Stalin y otros cuatro miembros del Politburó soviético aprobaron lo que, de acuerdo con el Instituto de la Memoria Nacional de Polonia y otros sectores, sería un genocidio.

Se estima que las victimas fueron al menos 21.768 ciudadanos polacos, ejecutados tanto en el bosque de Katyn - Actualmente territorio de Rusia - como en las prisiones de las ciudades de Kalinin Járkov Kozieks y otros lugares próximos, del total de muertos, cerca de ocho mil eran militares prisioneros de guerra, seis mil eran policias y el resto eran civiles integrantes de la intelectualidad polaca  - profesores, artistas, investigadores e historiadores - presos bajo la acusación de ser saboteadores, espías, terratenientes, dueños de fábricas, abogados, funcionarios públicos peligrosos y sacerdotes cristianos. Por considerarlos contrarios a su régimen.

Originalmente, el término de "Masacre de Katyn" se refería exclusivamente a los asesinatos del bosque de Katyn - cerca de los poblados de Gnezdovo y Katyn y, a 19,5 Km al oeste de Smolensk - de los oficiales del ejército polaco que estaban internados en el campo de prisioneros de guerra de Kozelks. Esta fue la mayor de la ejecuciones simultáneas que sufrieron los prisioneros polacos.

La cronología oficial soviética mantuvo la matanza de Katyn fuera de las fronteras de su conflicto patrio, y la habría mantenido enterrada en la cuneta de la Historia, de no haber sido porque en 1990 Mijail Gorbachov la sacó de debajo de la alfombra roja durante el periodo de transparencia informativa.

Hasta entonces, la Polonia comunista había cavado un foso de silencio en torno a un crimen que los polacos consideran un auténtico genocidio. Mantenido oculto casi 50 años. Las víctimas recibían un tiro en la nuca nada más entrar en su celda (muchos fueron asesinados en las prisiones de Kalinin y Jarkov) o bien eran ejecutadas a pié de fosa.

Las ejecuciones nocturnas (silenciadas por el ruido de motores o ventiladores) eran precedidas de interrogatorios sistemáticos. Ya en 1992 los americanos desclasificaron también este genicidio. El autor (Maksymilian Biskupski) autor de la misma fue víctima del estalinismo y estuvo preso y hasta casi 1989 con la llegada de la democracia con Lech Walesa, las represalias del estalinismo continuaron.

El autor quiere con esta obra difundir la reconciliación entre los seres humanos con un Cristo rodeado  de los símbolos de lo que allí ocurrió, y dedicarlo a todos los mártires que de alguna manera y todavía hoy en muchas partes del mundo siguen sufriendo los horrores del mal.



Otras obras del escultor polaco:
 
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